Programas de Atención

PROGRAMA DE INTERVENCIÓN CON HOMBRES QUE EJERCEN VIOLENCIA

Culturalmente la violencia ejercida por hombres ha invadido los espacios públicos como en el transporte, en la calle, en las escuelas pero también en lo más profundo de nuestra convivencia. La violencia ejercida por hombres pertenece al orden de lo conocido pero poco o nada controlado. El tema de la intervención con hombres que ejercen violencia es un campo que poco a poco va tomando camino, pero que comparado con las alarmantes cifras de muertes de mujeres por violencia, el esfuerzo queda muy acotado.

Si la violencia se define por actos y por omisiones, estamos comprendiendo una amplia gama de violencias: desde las evidentes, hasta las más sutiles. Existen estudios, convenciones y tratados internacionales y regionales que han definido de manera clara las diferentes violencias que pueden ejercerse basándose en el género. A partir de estas convenciones se han propuesto, desarrollado y aprobado leyes y normas en varios países de América Latina y Argentina no es la excepción.

Las subjetividades masculinas son atravesadas por el ejercicio de la violencia; sin embargo existen hombres que aún no dan cuenta de eso y menos aún de los impactos que su violencia genera incluso en sí mismos. Generalmente la educación machista-misógina-homofóbica se caracteriza por la indiferencia, por los sistemas de control y por la omisión de los Derechos de las demás personas.

Por lo tanto nos resulta profundamente indispensable trabajar la violencia con los hombres, ya que significa desmitificar desde el “niño no llores, porque los hombres no lloran”, hasta la enseñanza de que “el padre es el que manda en la casa”. Trabajar el tema significa también desenmascarar eso que se considera “ser masculino, viril”, que a fin de cuentas es algo que se construye día con día en la socialización con las demás personas.

Nuestra propuesta de intervención es un Programa reeducativo que busca reflexionar distintas problemáticas que envuelven las situaciones de violencia en la vida, con la finalidad de revertir esas situaciones y detener su violencia. Además de darles seguimiento, medir y prevenir las reincidencias. Buscamos que puedan:

1. Distinguir los diferentes tipos de Violencia.
2. Analizar críticamente la estructura social patriarcal, que genera un sustento ideológico sexista relacionado con la dominación de la mujer en sus ámbitos personal y social.
3. Asumir que la violencia de género es una violencia masculina específica, perpetrada en contra de las mujeres y le asigna responsabilidad al hombre que ejerce la violencia, así como también le dota de la posibilidad del cambio, al hacer notar que su comportamiento se basa en una racionalidad aprendida
4. Aprender a identificar los cambios corporales y la fricción por las diferencias en las situaciones que pueden llevar a responder con violencia.
5. Analizar los conceptos de homofobia, misoginia y su relación con las violencias ejercidas.
6. Lograr identificar la violencia como un proceso que puede detenerse
Nuestra intervención convierte a la perspectiva de género en el eje transversal del trabajo con hombres que ejercen violencia contra las mujeres. Desde dicha perspectiva deben analizarse, cognitiva y emocionalmente:

El ejercicio discriminatorio de ejercer violencia contra una mujer por el hecho de serlo.
Las relaciones de poder y autoridad que, mediante el uso de la violencia, intentan imponer su control sobre la mujer.
Los pensamientos, mandatos culturales, actitudes, acciones y omisiones que concretan cotidianamente el ejercicio violento.
Las herramientas reeducativas necesarias para detener y desentrañar el ejercicio de la violencia masculina.

Planteamos:

Reflexión colectiva de las masculinidades
Concientización y sensibilización de los impactos de la violencia
Facilitación de la sociabilización desde el buen trato entre varones
Escucha respetuosa y constructiva
Fomento del trabajo y apoyo en equipo
Dar seguimiento a la intervención para prevenir recaídas o reincidencias
Evaluar el proceso de intervención reeducativa con el fin de validar y dar consistencia al trabajo reeducativo

Consideramos que desarticular la violencia por medio del cuestionamiento de las propias acciones, es una especie de ejercicio de consciencia que se relaciona con el hacerse y sentirse presente, es el comienzo del sentido de la responsabilidad. Darse cuenta que existen diferencias entre los cuerpos y que la violencia atenta en contra de la integridad de la otra persona, es pensar y sensibilizarse con respecto al efecto que generará en esa persona, incluso en las consecuencias en la relación. Desmembrar la violencia es ya una acción de compromiso de cambio hacia una vida sin maltrato; también se relaciona con controlarse en vez de buscar incesantemente ejercer el dominio hacia las otras personas.

Buscamos identificar las formas que desencadena la violencia cuando se busca coaccionar. Eso significa reflexionar acerca de los Derechos Humanos, de la Equidad, y darse cuenta que la diferencia no puede seguir siendo sinónimo de desigualdad.